¿Alguna vez se ha topado con una comitiva de autos encabezados por una moto policial que interrumpe el paso? Si la respuesta es no, entonces le felicito y le recomiendo que no lea este artículo. Gracias a alguna extraña circunstancia del destino, usted pertenece a ese grupo de personas que no se ha sentido un ciudadano de segunda clase o un plebeyo ante tamaña muestra de poder, casi monárquico. Si usted no ha visto este espectáculo, quizá pertenece también aquel privilegiado grupo de personas que alguna vez ha sido encuestado. Algo no muy visto, una rara avis.
Si la respuesta es sí, entonces lea.
Empezando por Derecho, según el Decreto Supremo No 021-2001-MTC promulgado en el régimen de Valentín Paniagua, los únicos que tenían (o tienen) el privilegio de tener comitiva oficial son los Presidentes de los distintos poderes del Estado y los dignatarios extranjeros. ¿Cómo se explica entonces que haya tantas comitivas? ¿Qué hacen los demás para tener este privilegio? Simplemente, abusan de su autoridad. Eso, de acuerdo a nuestro Código Penal, se sanciona como delito de abuso de autoridad (artículo 376 del Código Penal); recibiendo el que es castigado como autor una pena probable entre 02 y 04 años, así como una probable inhabilitación si el proceso no termina después del período del cargo. Mejor una cachetada ¿no?
Este abuso ha generado que varios des-aptados contraten a, en promedio, cuatro hombres con guantes verdes o fosforescentes que van en una camioneta (generalmente azul o verde oscuro) atrás de un auto lujoso para abrir paso de los demás parroquianos o “ciudadanos de a pie”. Estos señores sacan su manito e imponen a la fuerza de la camioneta, atropellando el paso de los demás. Esto tampoco está legalmente permitido.
En el colmo de la prepotencia y de la audacia, alguna vez (más de una) he visto a estas motos que van delante de las comitivas (las famosas “liebres”) correr raudamente por la vereda peatonal para llegar pronto al semáforo y distorsionar su luz.
La norma contenida en el mencionado Decreto Supremo es, en mi modesto criterio, contrario a la Constitución pues atenta contra la igualdad, porque… ¿todos somos iguales ante la ley no? Al menos se supone. Imagínese que si es inconstitucional per se, cuanto más abusivo es para aquellos que no tienen la condición referida en la norma, y más hacia los particulares de los que hablé anteriormente.
Podemos seguir ejemplificando estas conductas abusivas como la de la camioneta con el sticker de “vehículo oficial” que se estaciona donde quiere, etc., etc., etc. En general, el abuso es el medio natural para hacerse sentir en nuestro tráfico (porque las combis no se quedan atrás). Pero molesta más cuando el abuso viene de la propia autoridad.
Si usted es testigo de este tipo de acciones le animo a resistirse. No comete delito el que se resiste a una autoridad por un mandato que no está dentro de sus atribuciones, porque actúa conforme a ley. Solamente hay abusadores porque existe gente que permite ser abusada. ¿Se anima?