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Entrevista a Fernando de Trazegnies a propósito de las relaciones Perú-Chile a un año del Fallo de La Haya

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1. A un año del Fallo de la Haya, ¿cuáles son sus reflexiones en torno a este? 

Creo que verdaderamente tenemos que festejarlo, pues fue una forma de ponerle fin al último problema que nos quedaba pendiente con Chile. Nosotros teníamos antes un problema que era un residuo de la Guerra del Pacífico, este problema fue solucionado cuando estuve como Ministro de Relaciones Exteriores. Justamente traté de hacer lo suficiente para solucionarlo, luego de lo de Ecuador me dediqué a lo de Chile, más que todo para quedar bien con países que nos tenemos uno al lado del otro. Esa vez fue solamente el aspecto territorial. Ese fue el día más emocionante de mi vida cuando subimos al Morro de Arica y después de tantos años, de todo lo que uno ha estudiado en el colegio, en la universidad, etc., levantamos la bandera peruana por primera vez después de todo este tiempo y cantamos el Himno Nacional peruano por primera vez. Entonces, fue muy agradable, pero quedaba pendiente el asunto del mar.

El asunto del mar era complicado, no era un asunto tan simple como se pretendió presentar aquí en el Perú durante todo el tiempo de la discusión, en realidad era un asunto muy complicado. Teníamos una resolución me parece del año 1954 en el cual se decía que los dos países en realidad podían pescar dentro del límite de su territorio marítimo que está demarcado por el paralelo. La defensa nuestra fue que ese no era un acuerdo de límites, sino un acuerdo de pesca. Pero en verdad esto es muy relativo, desde el punto de vista jurídico nosotros comprendemos que si uno compra una casa y otras personas compran una casa vecina, y si algún día decidimos sembrar flores entre las dos casas y si luego nos peleamos y decimos “cada uno va a sembrar lo que quiera, pero dentro del campo de su terreno que está limitado por la acequia que nos separa”. Este es un acuerdo de flores, de jardinería; sin embargo, no deja de delimitar la propiedad. Teníamos este problema difícil con Chile y había que manejar las cosas con cuidado.

Para mí, los juristas de La Haya realmente son unos Salomones, pues encontraron una solución que a mí no se me hubiera ocurrido y que fue bien interesante. Simplemente decir: “bueno, ¿hasta cuánto pescan ustedes?”, los pescadores les dicen que pescan hasta unas 50 millas, “entonces van a usar hasta 80 millas, pero a partir de 80 millas todo es agua peruana y toda la demás pesca es peruana”. Yo he conversado con marinos que incluso han tenido a su cargo el Instituto del Mar y me dicen que si vamos a ver realmente la riqueza marina de esa zona, mucho más grande es la que está detrás que la que está delante, porque la que está detrás se reduce a las anchovetas, pero la que está delante tiene una serie de pescados que son importantes para el mercado y que aún no los estamos explotando suficientemente.

De manera que yo creo que esto ha solucionado el problema, nos ha puesto ya en condiciones de trabajar juntos, creo que lo de la Guerra ya pasó, no debe preocuparnos más. Toda guerra reciente, pero ya pasaron 200 años. Yo recuerdo mucho a mi padre, él era belga, cuando estaba muy mal, y un día voy a visitarlo y estaban pasando por la televisión una serie de cosas sobre la guerra con Chile. Entonces él me dice que estaba harto de que pasen todo el tiempo cosas alusivas a la Guerra con Chile, y yo le dije que justamente estábamos en 1979, hace exactamente 100 años de la Guerra con Chile, entonces es lógico que hoy salga todo esto. Mi padre se puso rojo – él ya era muy rojo, pero se puso más rojo – en su cama de enfermo y me dijo: “no permito que un hijo mío hable de esta manera. ¿Cien años han pasado y aún siguen odiándose los unos a los otros? Esto no puede ser. En Europa nos hemos peleado a muerte, belgas franceses, alemanes; ha sido terrible, muchos parientes míos fallecieron. Sin embargo, tres años luego de la finalización de la Guerra, buscábamos una Europa unida. Eso es lo que hay que hacer”. Y, en verdad, eso se me quedó muy marcado.

Por eso, cuando estuve de Ministro trabajé por eliminar los problemas territoriales que ya no existían a gran escala, sino eran cuestiones más pequeñas, pero quedó el aspecto marítimo. El aspecto marítimo ya se solucionó y creo que ya no tenemos problemas, estamos muy bien con Ecuador, estamos muy bien con Chile. La cantidad de negocios con Ecuador ha aumentado de forma tremenda en los últimos años y con Chile igual, tanto la inversión chilena aquí, como la inversión peruana en Chile. Entonces, yo creo que todo esto resulta muy positivo.

Hay un problema que queda pendiente, el de este famoso triángulo que queda entre el Hito 1 y la parte del Hito de la Concordia. Lamentablemente, como en todas partes, en Chile hay personas más exaltadas, personas más difíciles que no entienden lo que se ha buscado hacer con todo esto, que no tuvieron mejor idea que andar diciendo que ese triángulo es chileno. Esto es absurdo. Ese triángulo no es un triángulo chileno, sino es un triángulo peruano. La frontera que se ha delimitado es la frontera marítima, no la terrestre, pues esta ya estaba perfectamente delimitada. Ahora, la verdad del caso es que es un triángulo que no tiene más de dos manzanas de tamaño y es un arenal, es una tontería, nadie lo usa, no sirve para nada; lo están pidiendo por quedar bien, digamos, lo cual no me parece sea lo adecuado. Yo creo que lo que habría que hacer no es victimizarnos, sino buscar una conversación, explicar que eso es claramente nuestro, pero que quede abierta la idea de hacer algo en común. Eso es territorio peruano que nunca lo vamos a dejar, al igual que con Ecuador nunca dejamos un centímetro de territorio para Ecuador, pero sí tuvimos un gesto y les dimos Tiwinza en propiedad para que sea un cementerio de guerra, pues allí hubieron varios muertos. Fue un gesto simpático, un gesto de paz y lo mismo debemos hacer con Chile. Entonces decirles por qué no hacemos en esas dos manzanas un parque, que lo podemos llamar el Parque de la Paz. De esta forma, este parque sería uno peruano, pero vinculando las emociones de los dos países. Creo que con esto habríamos resuelto el problema.

2. ¿Cuáles son los beneficios que nos trajo el Fallo?

Definitivamente, los beneficios de la paz. La paz entre dos países que vivimos uno al lado del otro, que somos dos países hermanos. Como decía en alguna época un ilustrador peruano muy importante, todos los países latinoamericanos somos hermanos, porque tenemos el mismo padre español común. Bueno, con Ecuador, con Chile – en parte –, y con Bolivia, tenemos el mismo padre español y la misma madre Inca. Yo creo que tenemos tanto en común, y tantas cosas por hacer en un mundo que cada vez necesita más unión, trabajo en conjunto ya que las cosas solas no funcionan. Es fundamental que tengamos unas magníficas relaciones con nuestros vecinos. Si nos ponemos a pensar en algo, por ejemplo, tomemos este saco que llevamos puesto, tiene una tela que posiblemente no es peruana sino que es importada de tal sitio, fue hecha en el Perú pero quizá los hilos y las agujas de lugares distintos, y así sucesivamente. Todo es una muestra mezcla que tiene el mundo moderno, dada por el comercio internacional, y es esto lo que debemos aprovechar con todos los países que quieran adherirse a un trabajo en común.

3. ¿Qué cambios quedan pendientes por realizar en el ámbito legislativo?

No queda ningún cambio pendiente. Ya se trazó la frontera marítima, han estado los dos países estableciendo hasta dónde llegaban las 80 millas, dónde comienzan las 200 millas peruanas, yo creo que ya está todo cerrado. Lo único que quedaría es este famoso problema del triángulo peruano al que ya me he referido, y al que creo debemos buscar otro tipo de soluciones.

4. ¿Realmente se ha consolidado la paz con este fallo o aún quedan labores pendientes entre ambos países?

Yo creo que desde hace mucho tiempo la vinculación con Chile ha ido aumentando de forma progresiva. Siempre quedarán algunas personas que sean medios iracundas – que hay en ambos países – y quieran buscar una especie de enfrentamiento. Pero la mayoría del país y la gente razonable de ambos países están pensando en vivir de una manera que nos sirva a ambos, de manera que no creo que quede algo pendiente en ese sentido.

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