SEPADAL está cambiando las tapas de los buzones de desagüe. Las que originalmente se usaban eran de hierro fundido y comúnmente eran hurtadas (sustraídas) para fundirlas y venderlas en el mercado negro. Las que van a usar de ahora en adelante- según anuncio de dicha entidad – serán hechas de concreto reforzado; para migrar finalmente a las de material termoplástico no reciclable.
Me parece una espléndida noticia porque se ha actuado racionalmente. Inteligentemente agregaría.
¿Qué es lo que inmediatamente va a suceder con los hurtos que se dan respecto a estas tapas después de una medida semejante? Simple, van a disminuir; salvo que el nuevo material tenga también valor en el mercado negro (ahí sí estaríamos en el mismo problema básicamente).
La Ley no pudo hacer nada. La norma original (artículo 186 del Código Penal) que sancionaba el delito de hurto agravado contemplaba una pena privativa de libertad de 02 a 04 años. Con el devenir del tiempo, y con la desesperación, se fueron subiendo las penas hasta sancionar esta conducta de modo específico en el inciso 10 con una pena privativa de libertad de 04 a 08 años. Sin embargo, como dije, el asunto no cambió mucho.
¿Por qué me arriesgo a decir que esta medida sí va a tener incidencia en la disminución de esa actividad delictiva en particular? Porque el delito es una actividad fundamentalmente económica, al menos lo es en casos como el señalado. Entonces, si el producto se encarece o desaparece como va ocurrir al cambiar las tapas por otro material no atractivo, no va a existir mercado en ese supuesto específico. Tendría entonces que buscarse reemplazar el producto por otro.
Repito, no sé si el material de las nuevas tapas sea atractivo para los reducidores; de darse ese supuesto el razonamiento antes expuesto no tendrá ninguna validez. No obstante lo anotado, no me cabe duda de que SEDAPAL está actuando correctamente, al menos está en el camino correcto para dejar de ser agraviada con estos repudiables hechos. Es lo más inteligente.
Concluyo con lo siguiente -que en realidad es un postulado en el que vengo insistiendo hace un buen tiempo- : en un país en donde no se respeta la Ley, pretender combatir el crimen con más normas legales es, por decir lo menos, testarudo. No usemos la cabeza, hay que usar la inteligencia.