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Hace algunos días, dos hermanos se inyectaron petróleo en las extremidades del cuerpo humano. Tal hecho ocasionó que ambos fueran internados inmediatamente en el Hospital Goyeneche, en Arequipa. Aunque los jóvenes ya se encuentran fuera de peligro mortal, el incidente les va a generar graves secuelas de por vida.

Ellos actuaron así porque, según declaró el hermano mayor, querían verse físicamente como los jóvenes combatientes que participan en el programa televisivo ‘Esto es Guerra’.

Aquí cabe preguntarse lo siguiente: ¿qué fue lo que determinó que los hermanos se inyecten petróleo en el organismo?, ¿cuál fue su racionalidad? Descartamos de plano todas aquellas afirmaciones que estigmaticen a estas víctimas como “ignorantes”.

En principio, la causa principal del uso de la jeringa mortal fue el anhelo del hermano mayor de parecerse a un ídolo de la farándula local. A ello se podría agregar otras variables como: la minoría de edad de los hermanos (17 y 10 años, respectivamente), el nivel socioeconómico humilde, la pertenencia a una familia de campesinos y el uso del quechua como idioma materno. Pero aquellos factores no fueron los únicos; habría que analizar también otros presupuestos que influyeron en la conducta de los menores: su procedencia geográfica, cultura y costumbres.

Los jovencitos son naturales del distrito Santo Tomás, provincia Chumbivilcas, región Cuzco. En Chumbivilcas, para la mayoría de sus habitantes el honor es una virtud. Dicho concepto se encuentra ahí muy ligado a nociones como la “valentía” y la “hombría”. Tales significados, a su vez, aluden a la “masculinidad”. Para los chumbivilcanos son rituales de hombría y adultez: las corridas de toros, las domas de potros, las carreras de caballos, las peleas de gallos y el takanakuy. Se trata pues de una sociedad en la cual la virilidad está sometida a prueba constantemente.

Tomemos como ejemplo al takanakuy. El takanakuy es una ancestral y tradicional pelea deportiva ritualizada; que se realiza anualmente, durante las fiestas navideñas. En dicho foro público, dos o más parejas de campesinos pelean a puño limpio y a patadas; motivados por deporte, por apoderamiento de ganado ajeno, por pleito de tierras y por honor [1].

En dicho evento pugilístico, un varón chumbivilcano, que sea considerado por su propia comunidad como “cobarde” y “poco hombre”, es decir carente de honra u honor, puede recuperar su honor luchando en cada una de las peleas [2].

De otro lado, nuestro ordenamiento jurídico recoge la noción de la dignidad igualitaria.

En virtud de la dignidad igualitaria se protege el honor de todos los seres humanos (erga omnes) sin excepción. Asimismo, permite tutelar también a determinados individuos, quienes son estigmatizados por algunas sociedades como “de mala reputación”; por citar algunos ejemplos: las prostitutas, los delincuentes, etc. [3].

De igual modo, dicho criterio se aplicaría también para aquellos chumbivilcanos que sean considerados por su propia comunidad como “cobardes” y “poco hombres”, es decir carentes de honra u honor. Por ello, formalmente, nunca perdemos el honor; nuestros dispositivos jurídicos reconocen esta facultad y previenen cualquier acto que vulnere al mismo. Así que, no haría falta, por ejemplo, acudir a algún evento pugilístico para recuperarlo.

En lo tocante a la autoinyección mortal, no se trata de una costumbre ancestral; pero sí es muy posible que para sus víctimas haya sido otro reto más por superar. Frente a ello, lo que correspondería sería promover campañas educativas que hagan hincapié en los peligros contra la vida y la salud al realizar actos peligrosos, como por ejemplo, la autoinyección de petróleo. Tales cruzadas no deberán atentar contra la identidad étnica y cultural de los pobladores chumbivilcanos. Los empresarios, productores y combatientes de telerealidad nacional podrían apoyar tales iniciativas.


Fuente de la imagen: diariocorreo.pe

[1] TORRES MÁRQUEZ, Juan Carlos.

2013              Tradición y Derecho en Chumbivilcas: El Takanakuy como mecanismo de resolución de conflictos. Tesis de licenciatura en Derecho. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Facultad de Derecho, p. 112.

[2] TORRES MÁRQUEZ, Juan Carlos. Opus citum, p. 180.

[3] MEINI MÉNDEZ, Iván Fabio.

2000              “La disyuntiva entre honor y reputación: aspectos penales”. Ius et Veritas, año 10, número 21, pp. 184-185.

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