Hace algunas semanas, una Sala Penal Superior de Lima revocó la medida de detención contra un grupo de personas ligadas al famoso MOVADEF que, como todos lo sabemos, es una organización directamente vinculada al movimiento terrorista y asesino denominado Sendero Luminoso. En concordancia con esa disposición, la Sala Penal dispuso la libertad de estos personajes imponiéndoles la medida de comparecencia con restricciones (como por ejemplo impedimento de salida del país).
Inmediatamente se desató una tormenta. Salieron los virulentos comentarios de todos aquellos que opinan sin conocer, pidiendo la cabeza de estos tres Magistrados que se atrevieron a faltar el respeto a la lucha contra la subversión, a faltar el respeto a la memoria de todas las personas víctimas, en fin. Pero no todo es tan fácil como simplemente hablar. Creo que hay situaciones en las que uno antes de hablar, debe investigar, analizar, reflexionar, luego opinar. De lo contrario lo dicho es un acto reflejo y no una opinión.
Para quienes somos litigantes y conocemos perfectamente como se desarrolla el arte de probar y argumentar en un juicio, nos es fácil saber que existe una regla de oro : lo que no está en el expediente, no existe. Estoy convencido que ninguno de los ilustres opinantes (incluido el propio Presidente de la República) ha leído el expediente, ni siquiera la resolución en cuestión. Luego entonces, ¿ cómo es posible reflear una opinión sensata sino se sabe lo que ocurrido en el caso ? Yo no he leído el expediente, pero sí he leído la resolución, de manera que me parecen insuficientes esos pocos elementos como para decir si el cuestionado pronunciamiento es correcto o no. Mejor me quedo callado sobre eso.
No obstante, más allá de la agresividad mostrada por todas las personas que han opinado al respecto, me llama la atención, me preocupa, todo lo que está detrás de eso : intolerancia pura.
Las más altas esferas del Poder Judicial sucumbieron al pedido de sangre y sancionaron a estos Jueces Superiores porque, simplemente, no gustó a la opinión pública la resolución en comentario. Con esto, fomentamos jueces genuflexos y convertimos a la OCMA en una instancia de revisión superior y suprema; un órgano que todo lo puede, sometiendo con ello a la sombra del miedo y del terror a aquellos Magistrados que se aparten de la «conciencia moral de la opinión pública»; ¿ y la independencia de Poderes ? No está, se fue de viaje.
¿ Nos hemos vuelto acaso más intolerantes que los propios senderistas ? Puede que no nos guste o no nos sea simpático el pronunciamiento de la Sala, pero recordemos que somos un Estado Democrático de Derecho, en donde es permitido discrepar, opinar – con respeto y conocimiento – y, desde luego por cierto, también equivocarse.