La decisión del Congreso de negarse a elegir hasta el momento a los próximos Magistrados del TC le está costando no solo a los ciudadanos, sino a los propios jueces constitucionales un dolor de cabeza de proporciones épicas. La solución no es simple. Los congresistas tienen que ponerse de acuerdo sobre la terna que elegirán. Se requieren 86 votos para que la designación de un Magistrado prospere ¿es posible que se alcance ese número de aquí a junio? Veamos.
Hay tres escenarios posibles que podrían presentarse. Los llamaré el escenario a), b) y c)
El escenario a) consiste en que, en efecto, el Congreso logre ponerse de acuerdo y designe a los 6 Magistrados faltantes. No es el escenario más probable, por lo que lo llamaré el escenario optimista. El escenario b) consiste, a su vez, en que el Congreso no se ponga de acuerdo y se mantenga el statu quo, es decir, que los Magistrados que se encuentran actualmente permanezcan en sus cargos hasta nuevo aviso. Por último, el escenario c) que también, entiendo, es el más difícil, consiste en que el Congreso no se ponga de acuerdo y los Magistrados que se encuentran actualmente renuncien (como mencionó hace poco el Presidente del TC).
Tanto el escenario a) como el escenario c) me resultan los escenarios más difíciles de darse. No sólo porque el Congreso no se caracteriza por arribar a grandes consensos, sino porque, en ese contexto, la renuncia de todos los Magistrados del TC seria funesta. Por tanto, pienso que el desenlace de este impase se dará a la luz de un escenario muy similar al b), esto es, se mantendrá el statu quo.
Aquí, por su parte, conviene señalar algunos matices. Este escenario de statu quo que pronostico posiblemente tampoco se de de forma definitiva. Lo más probable es que el Congreso no alcance a nombrar a todos los Magistrados que debe -6 en total- pero si a algunos de ellos. Es bastante razonable que la buena fe no le alcance al Congreso para elegir a todos los que debe pero talvez sí para elegir a 2 o 3 de ellos, tal como sucedió la última vez, por ejemplo, cuando, debiendo elegir dos Magistrados, el Congreso eligió solo uno –el actual Presidente del TC, Oscar Urviola-.
Insistiremos con esta idea siempre: el problema de la designación de los Magistrados del TC no está en cómo se los elige, sino en quién los elige. No debe seguir eligiéndolos, solo, el Congreso. Además de esta institución debe poder hacerlo también la sociedad civil, los sindicatos, el gobierno, el Poder Judicial, en fin, todos aquellos sectores que directa o indirectamente están vinculados con las decisiones del Tribunal. Que la última (y la primera) palabra la tengo solo el Congreso va a llevarnos a este tipo de situaciones siempre. Los congresistas como pocos funcionarios de este país tienen una capacidad de bloqueo única. El punto es que cuando la utilizan en contra las instituciones, perdemos todos, no solo ellos.
