Escrito por Marycarmen Irigoyen* y Gonzalo Jáuregui**
- Introducción
El novelista Stephen King nos ha mostrado distintas historias que, además de estremecedoras, evidencian el lado oscuro de la persona, la cual podría cometer distintos delitos. Ejemplo de ello son las obras Carrie, El Resplandor y Misery. Esta última tiene la característica de no solo presentar el secuestro de Paul Sheldon, sino que además nos evidencia el cuadro psicológico en el que podría encontrarse la enfermera Annie Wilkes, lo cual puede verse a mayor detalle en la película realizada en 1990 por Rob Reiner, con la magistral actuación de James Caan (el escritor Paul Sheldon) y Kathy Bates (la secuestradora Annie Wilkes).
En ese sentido, si bien el libro presenta detalles personales de ambos protagonistas, decidimos realizar el artículo sobre la película debido a que nuestro foco de atención para el análisis es la relación entre los dos personajes principales. Es así que, en el texto que presentamos a continuación analizaremos detalladamente tanto los delitos cometidos como la psique del agresor en la película, aspectos que son más evidentes en la película que en el libro.
- Misery: Descripción de los hechos
La historia de Paul Sheldon y su encuentro desafortunado con Annie Wilkes inicia con la culminación del último libro escrito por este y se dirige a Nueva York para entregarlo, ya que hace poco tiempo había decidido dejar de escribir su anterior saga de libros “Misery Chastain”, por lo que había matado al personaje principal; y esta sería su primera obra nueva en mucho tiempo. Sin embargo, una tormenta de nieve cubrió la ciudad y causó que Paul sufriera un accidente debido a que la autopista estaba bloqueada. Así, Annie presencia la situación y decide rescatar a Paul, de tal manera que, lo ayuda a salir del auto y lo traslada a su hogar.
Sin embargo, Annie no solo decide brindarle su ayuda, sino también secuestrarlo y someterlo a graves maltratos físicos y verbales. De tal manera que, al enterarse de que “Misery Chastain” muere en el libro y al ser su personaje favorito, decide agredir verbalmente a Paul y revelarle que nadie lo salvará. Asimismo, al momento de descubrir que este había escapado del cuarto, declara que la mejor medida es romperle las piernas con un martillo.
De esta manera, Annie mantiene secuestrado a Paul, víctima de su obsesión hacia él y el personaje que este había “asesinado”. Incluso, una vez el sheriff del pueblo sospecha de esta y la visita en su hogar, ella toma la decisión de matarlo y decir que es una señal de Dios, por lo que tanto Paul como ella deben morir juntos. Sin embargo, él logra convencerla de darle más tiempo y crea una estrategia que culminó con la muerte de Annie. Al final de la película, podemos observar que Paul desarrolló un trauma por lo ocurrido, el cual persigue a Paul y lo convierte en una persona paranoica.
- Delitos involucrados en el desarrollo de la película
3.1. El delito de secuestro
En la película, siendo Annie Wilkes quien realiza el secuestro de Paul Sheldon, estaría cometiendo un delito, el cual se encuentra tipificado en el Código Penal peruano (en adelante, “CP”) del siguiente modo:
“Artículo 152.- Secuestro
Será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de veinte ni mayor de treinta años el que, sin derecho, motivo ni facultad justificada, priva a otro de su libertad personal, cualquiera sea el móvil, el propósito, la modalidad o circunstancia o tiempo que el agraviado sufra la privación o restricción de su libertad.
[…]
La pena será de cadena perpetua cuando:
- El agraviado es menor de edad o mayor de setenta años.
- El agraviado sufre discapacidad y el agente se aprovecha de ésta circunstancia.
- Si se causa lesiones graves o muerte al agraviado durante el secuestro o como consecuencia de dicho acto”.
Como se puede apreciar, el artículo 152 del CP señala que la pena será de cadena perpetua en caso el agraviado sufre una discapacidad y el agresor se aprovecha de la situación, y también cuando se causan lesiones graves al agraviado durante el secuestro. Ambos incisos señalan aspectos que se materializan en la película, donde Annie Wilkes, aprovechándose de la discapacidad de Paul Sheldon generada por el accidente de tránsito, decide llevarlo a su cabaña. Asimismo, se puede afirmar la presencia de lesiones graves durante el secuestro de Paul, lo que se evidencia con la ruptura de las piernas con una almádena.
No obstante, la cuestión es saber desde qué punto podemos establecer el inicio del secuestro, lo que nos conlleva a la determinación de la consumación del delito. Así, Salinas señala que el delito de secuestro se consuma cuando “el sujeto pasivo queda privado de su libertad ambulatoria. Desde aquel momento, comienza o se inicia el estado consumativo que solo concluye cuando, por voluntad del agente o por causas extrañas, se pone fin a la privación de libertad del sujeto pasivo de la conducta ilícita”[1].
Asimismo, debemos señalar que el secuestro se realiza ante la ausencia de un derecho o razón justificable. Es así que Bramont-Arias y García Cantizano señalan ciertos supuestos en los que la ley permite la privación de la libertad (como es el caso de los enfermos mentales internados o el aislamiento de los enfermos contagiosos)[2]. Con esta información, podemos afirmar que, en un inicio, Annie tenía la facultad justificable de internar a Paul Sheldon, quien podía morir por el frío de Silver Creek donde ocurrió el accidente. Sin embargo, ello cambia cuando la razón justificable pierde su vigencia en el proceso, es decir, el escritor ya no requiere de la atención o curación que podría haber necesitado en un inicio, y aun así permanece en la cabaña.
Por último, otro aspecto a considerar es la voluntad del agraviado de desplazarse. Recordemos que el delito de secuestro vulnera la libertad personal de la parte pasiva del delito, lo que se traduce en que una persona no pueda moverse de un lugar a otro, sin importar si se le deje cierto ámbito de desplazamiento o no. Es así que Roy Freyre hace mención del ejemplo de la persona secuestrada en un estadio, la cual sigue estando secuestrada aunque pueda movilizarse en un espacio amplio. Además, en la RN N° 975-04 señala que lo importante “no es la capacidad física de moverse por parte del sujeto pasivo sino la de decidir el lugar donde quiere o no quiere estar (…)”[3], entonces, una vez que la voluntad del sujeto no esté presente, se configura el secuestro como tal, sin importar el espacio en el que se encuentre.
Es así que los elementos del secuestro se encuentran en aquel realizado por Annie hacia el escritor, y es que ella realizó una privación de la libertad de esta persona en su casa. Si bien en un inicio la razón justificadora de dicha privación era la búsqueda de la salud de Paul, esta razón desaparece cuando el secuestrado sufre golpes, lo cual genera a su vez que el escritor ya no tenga la voluntad de quedarse en la casa de Annie Wilkes. Por lo tanto, podemos afirmar que, conforme al artículo 152 del Código Penal, la enfermera Wilkes merece la pena de cadena perpetua por el delito secuestro agravado por el sufrimiento de una discapacidad física y la producción de lesiones graves en la víctima.
Una vez aclarado que se trató de un secuestro desde que desapareció la voluntad de Paul y la razón que justifique la privación de la libertad, cabe preguntarnos lo siguiente: ¿puede Paul Sheldon hacer algo al respecto manteniéndose bajo los parámetros de la ley penal?
3.2. Homicidio contra la enfermera y legítima defensa
Como sabemos, Paul Sheldon mata a la enfermera Annie Wilkes, después de múltiples tentativas previas. Sin embargo, para efectos del caso cabe determinar si se trató de un hecho cometido en legítima defensa. La legítima defensa es una situación penal jurídica que consiste en una acción realizada por un sujeto que, si bien coincide con la acción del tipo penal, esta es antijurídica, por encontrarse el sujeto activo en una situación donde encuentra un bien jurídico vulnerado. Así, el inciso 3 del artículo 20 del Código Penal señala los requisitos para la configuración de la legítima defensa.
Primero, se necesita de una agresión ilegítima, donde hay una lesión o puesta en peligro de un objeto o bien jurídico protegido. Dicha agresión debe ser real, lo que justifique suficientemente la reacción[4]. Segundo, la agresión debe ser actual o inminente, sin que haya una distancia temporal. Ello no implica que el agredido deba esperar el ataque para ejercer su defensa, pues lo importante es el comienzo inmediato de la agresión. Reátegui señala que este comienzo ocurre en la última etapa de los actos preparatorios, por lo que la víctima podría ejercer la defensa “en el último momento en el que todavía tenga perspectiva de éxito”[5].
Tercero, la defensa empleada debe ser necesaria, lo que implica que se use para impedir la agresión (ante una tentativa de agresión), o repelerla (ante una agresión ya iniciada). Por último, se requiere que no haya una provocación suficiente, lo que significa que la víctima no haya provocado al agresor previamente para que realice una agresión de la cual pueda defenderse. Para la doctrina, este último requisito no es fundamental, por lo que, de haber una provocación hacia el agresor, solo cabe la atenuación de la pena[6].
Con lo analizado de la película, la escena de la muerte de Annie Wilkes presenta estos cuatro requisitos. En primer lugar, dado que la víctima era torturada y privada de su libertad, es evidente que estamos frente a una agresión ilegítima generada por la enfermera contra el escritor Paul Sheldon, quien es golpeado y sedado constantemente. En segundo lugar, la actualidad de la agresión se muestra en el constante estado de secuestro en el que se encontraba la víctima. Recordemos que el secuestro es un delito permanente, por lo que, una vez consumado, el delito se agota desde que el agresor cometió el secuestro hasta su terminación, donde el secuestrado deja de ser privado de su libertad. Entonces, el homicidio realizado en legítima defensa es realizado en pleno ejercicio del secuestro.
En tercer lugar, la necesidad de la agresión se refleja en la búsqueda de repeler el secuestro matando a Annie Wilkes, la perpetradora, de modo que el homicidio es necesario para que Paul Sheldon ya no sea privado de su libertad. Finalmente, en lo referido a la falta de provocación suficiente, el secuestro empieza sin que haya habido previamente alguna provocación o incitación por parte de Paul Sheldon para que la enfermera Wilkes cometa el delito. Con todo ello, concluimos que la defensa realizada por el agraviado fue legítima, por lo que se le exime de toda pena conforme a lo establecido en el artículo 20, inciso 3 del Código Penal.
- Psicología jurídica aplicada en el personaje de Annie Wilkes
En este segmento, se busca analizar el comportamiento de Annie hacia Paul, desde una mirada psicológica-jurídica que nos permita entender sus acciones y la motivación de los delitos cometidos.
Alrededor de la película, nos muestran a la enfermera como una persona alegre, pero también trastornada, ansiosa, con problemas de ira y depresiva. Según Klein, las personas ansiosas, a diferencia de las paranoicas, no solo se preocupan por ser perseguidos, sino también, comienzan a identificarse y obsesionarse con “objetos buenos” y la supervivencia de estos objetos significa también la supervivencia del “yo”[7]. De esta manera, la ansiedad de Annie la llevó a aferrarse a los libros de Misery Chastain como un “objeto bueno” y busca su preservación ante todo. Sin embargo, cuando Paul se encuentra en la misma ciudad que ella, Annie no puede evitar sentir apego hacia él, ya no solo como autor sino también como persona, y es en este momento en el que el escritor se convierte en un “objeto bueno” para ella también, y comienza a buscar su cuidado y cercanía. Por ejemplo, cuando lo salva del accidente automovilístico.
En consecuencia, al acercarse a Paul, su obsesión comienza a volverse más fuerte. Klein nos explica lo siguiente sobre el paso a la obsesión del “objeto bueno”: “Con este paso el yo llega a una nueva posición, que forma los cimientos de la llamada pérdida del objeto amado. Sólo después que el objeto haya sido amado como un todo, su pérdida puede ser sentida como total”[8]. Así, en la película, Annie comenta que al principio solo quería a Paul por haber creado a Misery, pero con el tiempo, se enamora de él y lo ama en su totalidad, esto permite que su ansiedad por poseerlo se fortalezca y que el miedo a perderlo la lleve a cometer actos contra él. Un ejemplo de ello es cuando la enfermera decide romperle las piernas, de modo tal que el escritor no pueda escapar, o el mantenerlo secuestrado, sin comunicar su paradero a ningún conocido, ni llevarlo al hospital, incluso con sus graves heridas.
Así también, al ser una persona ansiosa y depresiva, se genera el miedo de que Paul se escape porque no la ama; pero a su vez se presenta más sensibilidad en sus mecanismos de defensa. Entonces, cuando el policía descubre el secuestro cometido, ella se ve en la necesidad de matarlo para poder proteger su “objeto bueno”. En este sentido, Klein explica lo siguiente: “(…) la situación de angustia en la que el yo se identifica ampliamente con sus objetos buenos internalizados y al mismo tiempo (…) se da cuenta de su propia incapacidad para protegerlo y preservarlo contra los objetos internalizados perseguidores y contra el ello”[9].
Entonces, luego del homicidio perpetrado, Annie se da cuenta de que la opción más prudente es el suicidio de ella y Paul, pues conoce sus limitaciones para protegerlo y sabe que vendrán más personas a rescatarlo, pero, al mismo tiempo, desea estar con él para siempre. Entonces, el homicidio consumado contra el policía genera a su vez la necesidad de Annie de iniciar el iter criminis del homicidio realizado al escritor, no obstante, como sabemos, este último solo llega a la fase de los actos preparatorios.
Por otro lado, se puede analizar el comportamiento de Annie desde un desequilibrio de sus sentimientos básicos, el eros y el tanatos. Según Gutiérrez, el primero son los sentimientos positivos que acercan a las personas con otras, como el amor, el cariño y el respeto; mientras que el tánatos se caracteriza por contener sentimientos negativos, como la agresión, la violencia y el abuso. Así también, deja en claro que en una persona debe existir un equilibrio entre las dos[10]. De esta manera, se observa que Annie, en su comportamiento, contiene el tánatos como sentimiento hegemónico, por lo que no hay espacio para el eros más que en situaciones específicas.
Así, se deja llevar por la ira y el descontrol, usa la violencia para conseguir sus fines y que la persona digna de su admiración no se aleje; mientras que en pocas ocasiones observamos sentimientos de alegría, basados en su obsesión por los libros de Misery Chastain, siendo los momentos donde se mencionan los únicos en los que ella se encuentra con emociones positivas. Por consiguiente, se puede observar que Annie Wilkes es una persona trastornada, depresiva y ansiosa, lo que la llevó a cometer diversos crímenes en contra de Paul y el policía que intentó rescatarlo.
Por último, hay que tener en cuenta si su anomalía psíquica le permite ser inimputable o si esta es solo un atenuante. El primer inciso del artículo 20 del Código Penal afirma la exención de responsabilidad en casos de anomalía psíquica; no obstante, el artículo 21 señala que la responsabilidad penal puede atenuarse en caso falte algún elemento de la anomalía referida. Asimismo, Rodríguez aclara que esta anomalía no es suficiente para declarar la inimputabilidad, sino que esta debe producir una “ausencia de capacidad de comprender la norma y actuar conforme a ella”[11].
En el caso de Annie Wilkes, si bien sufre de alteraciones mentales, la película nos muestra que ella puede reconocer los actos delictuosos que comete y la fatalidad de estos, lo que se evidencia cuando discute con Paul y le revela la verdad sobre el secuestro. Por lo tanto, sí se le puede exigir la comprensión de la antijuridicidad del hecho, y no sería inimputable en absoluto.
En conclusión, Annie Wilkes es una persona desequilibrada emocionalmente, en la cual su obsesión por su “objeto bueno” la lleva a cometer crímenes y dirige sus acciones hacia la supervivencia de este y su cercanía. Para esto hay que entender la supervivencia de Paul, el “objeto bueno”, no como su bienestar físico o emocional, sino como el que esté cerca de ella para que pueda protegerlo y cuidarlo de los otros. Así también, la falta del sentimiento básico del eros en su personalidad, conlleva a sus trastornos depresivos y ansiosos que la llevan a su manía con los libros de Misery Chastain en los que encuentra refugio. También, concluir que sus anomalías psíquicas no son causantes de inimputabilidad.
*Estudiante de Derecho en la PUCP y miembro de la comisión de Eventos de la asociación civil IUS ET VERITAS.
**Estudiante de Derecho en la PUCP, exdirector de la comisión de Publicaciones de la asociación civil IUS ET VERITAS y miembro extraordinario de dicha asociación.
[1] Salinas, Ramiro. (2015). Derecho Penal: Parte Especial, Volumen 1, Lima: Iustitia, pág. 537.
[2] Citado en Salinas, Ramiro. (2015). Derecho Penal: Parte Especial, Volumen 1, Lima: Iustitia, pág. 519.
[3] Corte Suprema de Justicia. (2004). RN N° 975-04. San Martín, publicado el 09 de junio, pág. 9.
[4] Reátegui, James. (2014). Manual de Derecho Penal: Parte general. Lima: Instituto Pacífico, pág. 602.
[5] Ibid, pág 605.
[6] Ibid, pág 617
[7] Klein, Melanie (1935). Contribución a la psicogénesis de los estados maníaco-depresivos, pág 2.
[8] Ibid, pág 2.
[9] Ibid, pág 2.
[10] Gutiérrez, Carlos (1999). Psicología Jurídica.
[11] Rodríguez, Julio. (2016). “Internamiento e inimputabilidad en el derecho penal peruano: statu quo y crítica”. Revista del Ministerio Público de Defensa de la Nación (11), Buenos Aires: MPD, pág. 151.