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Si usted escribe en el buscador de Google la frase “Cegado por los celos” comprobará que casi todos los resultados se refieren a hechos de violencia contra las mujeres, especialmente violencia intrafamiliar y feminicidios. Cabe preguntarse, entonces, si son los celos la causa generalizada de estas acciones o si estamos ante hechos gravísimos que responden a una situación generalizada de discriminación contra las mujeres.

Efectivamente, cualquier día, en cualquier medio de comunicación, en cualquier momento, la noticia se repite: mujeres que son golpeadas y asesinadas por sus parejas y ex parejas; cuyo caso ocupa unos días los titulares hasta que el siguiente caso lo destrona. Sin ir muy lejos, ayer –víspera del Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer- los noticieros presentaban el caso de Rosa Huánuco, asesinada por su conviviente en San Juan de Lurigancho, quien le reventó una botella de licor en la cabeza y luego la acuchilló.

Y no obstante la gravedad de los hechos, no existe una respuesta adecuada por parte del Estado ni de la propia sociedad, acostumbrada a estos casos y a mirar de costado. En el ultimo Informe del Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL , el Perú ocupa el segundo lugar en cuanto a número de feminicidios y, mientras la atención se centra en la inseguridad ciudadana, no se entiende la importancia de hacer un análisis de género de dicha inseguridad y de los riesgos específicos que afrontan las mujeres.

Por ello, pretendo ahora revisar algunos mitos sobre la violencia contra las mujeres y apostar por una nueva manera de ver estos casos, entendiendo que responden a una situación estructural de discriminación contra las mujeres y a la negación generalizada de sus derechos:

  1. “La culpa es de las mujeres que no denuncian”:

El tema es mucho más complejo que la falta de denuncia por parte de las víctimas. Así, en el 2011 ONU Mujeres publicó un informe explicando que el problema en los casos de violencia no es tanto la falta de denuncia como el abandono de los procesos judiciales en algún punto. Este abandono se debe a múltiples factores tales como la falta de pruebas y testigos, la poca sensibilidad de los funcionarios y funcionarias a cargo, la falta de conocimiento sobre la violencia familiar como un hecho a denunciar, etc. Además, la gran mayoría de las mujeres debe acudir a las instancias judiciales con sus niños, entidades que no han sido diseñadas para atenderlas en esas circunstancias[1].

Por otro lado, en un estudio de Grade del 2013 se encontró que el haber vivido en un hogar materno violento durante la infancia y adolescencia es un determinante importante de la violencia en la vida marital futura. Así por ejemplo, el informe muestra que las mujeres provenientes de hogares en los que ella y su madre eran agredidas tienen un 66% de probabilidades de sufrir algún tipo de maltrato por parte de su pareja, mientras que las provenientes de hogares pacíficos alcanzan un 38%. Por ello, además de la importancia de la denuncia para la sanción, es fundamental trabajar en la prevención de la violencia y la promoción de los derechos de las mujeres[2].

  1. “No es correcto hablar solo de ‘violencia contra las mujeres’ porque a los hombres también les pegan”:

Es indudable que la violencia en general debe ser rechazada por el Estado y la sociedad. Sin embargo, cuando se habla de “violencia contra la mujer” se debe entender que existen situaciones particulares de violencia que afectan a las mujeres y niñas y que no son sufridas por los hombres. Por otra parte, es importante dejar de lado la idea de que la violencia intrafamiliar es la única forma de violencia contra las mujeres. Las esterilizaciones forzadas ocurridas durante la década del 90 en el Perú, la violencia obstétrica y el acoso sexual callejero son todas formas de violencia que afectan casi exclusivamente a las mujeres.

Un ejemplo de lo dicho se encuentra en el feminicidio, entendido como el asesinato de las mujeres por el hecho de serlo, en la gran mayoría de los casos cometido por sus parejas o ex parejas. En Colombia, por ejemplo, en el 2011 hubo 1.215 mujeres asesinadas, según datos del Instituto Nacional de Medicina Legal. El 73% de los casos clasificados como violencia doméstica fueron feminicidios íntimos (cometidos por parejas o exparejas de las víctimas). Es decir, si bien las víctimas de homicidios pueden ser hombres o mujeres, lo cierto es que existen formas específicas de crímenes contra ellas que las ponen en situación de riesgo extremo que luego las llevará a la muerte.

3. “Las mujeres provocan las agresiones sexuales con su vestimenta”

Así como existe la presunción de inocencia para los acusados de cometer un delito, pareciera existir una especie de presunción de culpabilidad de la víctima de violencia sexual. Así por ejemplo, en el 2013 el Ministro de Seguridad de China, Lai Tung-kwok,  declaró que las mujeres “no deberían beber tanto si quieren evitar que las violen”[3], situando la responsabilidad de los hechos en las víctimas.

Por otro lado, la violencia sexual contra las mujeres está tan naturalizada que se considera como algo normal y que debe pasar siempre. Un ejemplo de esto se verifica en las declaraciones de José Manuel Castelao, Presidente de los españoles en el exterior en el 2012. A los pocos días de iniciar sus labores y reclamar el acta de la reunión a una de las comisiones, verificó que le faltaba un voto para formalizar el documento y declaró: “No pasa nada. ¿Hay nueve votos? Poned diez… Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”. Este hecho provocó la renuncia de Castelao a los pocos días.

Esta situación es especialmente grave en materia de la jurisprudencia, que da numerosos ejemplos sobre los estereotipos vigentes al momento de afrontar los casos de violencia contra las mujeres. Así por ejemplo, en el 2007, el juez Edilson Rumelsperger Rodrigues de Minas Gerais, al revisar varios casos de violencia intrafamiliar libró de castigo legal a varios hombres afirmando que:

«La mujer moderna, que se dice independiente, que ni necesita padre para sus hijos, sólo de los espermatozoides, porque se frustró como mujer, como femenino. Ahora bien, la desgracia humana comenzó en el Edén: por culpa de la mujer, como todos lo sabemos, pero también por la ingenuidad, tontería y fragilidad emocional del hombre. (. . .) ¡El mundo es masculino! ¡La idea que tenemos de Dios es masculina! ¡Jesús fue hombre! «[4]

Como se ve, muchas de las creencias generales que se tienen sobre la violencia contra las mujeres se basan en mitos y estereotipos perjudiciales. Por ello, una medida importante es empezar a cambiar los imaginarios y dejar de buscar excusas y justificaciones a los actos de violencia contra las mujeres que las culpan de las agresiones o que atribuyen estas conductas solo a hombres celosos y enloquecidos. Es importante, por tanto, entender que la violencia contra las mujeres es generalizada, que se necesita trabajar tanto en la atención como en la prevención de estos hechos y que hace falta asumir la responsabilidad que todos y todas tenemos para cambiar esta situación.


[1] ONU Mujeres, “El Progreso de las Mujeres en el Mundo. En Busca de la Justicia”, 2011, http://progress.unwomen.org/pdfs/SP-Report-Progress.pdf

[2] GRADE, “Madres e hijas maltratadas: La transmisión intergeneracional de la violencia doméstica en el Peru”, http://www.grade.org.pe/download/pubs/avances/AI9.pdf, 2013

[3] http://peru.com/actualidad/internacionales/ministro-hong-kong-si-mujeres-no-quieren-que-violen-que-no-beban-tanto-noticia-139249

[4] Jurisdicción Primera Criminal y de Menores de Sete Lagoas, 2009-01-12. Women´s Link Worldwilde. Premios Género y justicia al descubierto. Premio Garrote de Oro 2012. En: http://www.womenslinkworldwide.org/wlw/new.php?modo=premios

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