Luego de que en noviembre de 2013 el parlamento de Escocia aprobara la decisión que se dio entre los gobiernos de Escocia y el Reino Unido para establecer las bases del Referéndum sobre la independencia de Escocia, se desató un arduo debate entre la agrupación política Yes Scotland (Sí Escocia) liderada por Alex Salmond y la agrupación Better Together (Mejor Juntos) que tenía como figura representativa a David Cameron, para obtener la intención de voto del mayor número de escoceses. Dicho referéndum tuvo lugar el pasado 18 de septiembre y dio como resultado la victoria del NO con el 55,3 % frente al SI con el 45,7% y contando con una participación del 84,6 % de la población escocesa en el proceso de votación.
Pese a que logró vencer el NO, cabe resaltar que el movimiento que apostaba por la independencia tenía fuertes motivos para buscar la separación del Reino Unido. El motivo fundamental era que una buena parte del parlamento no se encontraba satisfecho con el grado de autonomía que mantenía Escocia, ya que, si bien conserva un sistema legal propio, es cierto que había renunciado a gran parte de su soberanía al firmar en 1707 el “Acta de Unión” que dio origen al Reino Unido de Gran Bretaña.
Uno de los principales motores de la campaña por el NO fue la confianza en que Escocia podría sustentar su economía sin la necesidad de recurrir a Gran Bretaña y ello debido a que se afirmaba que se tenía importantes y significativos recursos haciendo énfasis en su capacidad energética en hidrocarburos y renovables. De esta manera, se señalaba que el país tendría la capacidad de gestionar de manera plena y directa los mismos.
Por otra parte, los que apostaban por la unión hacían hincapié en un tema muy sensible y trascendental para el futuro del pueblo escocés y este era el mantenimiento de la libra esterlina y la seguridad económica que ello les brindaba. Esto porque, de haberse producido la separación, Escocia hubiera tenido la necesidad de generar una moneda propia o de adherirse al euro. Esto hubiera significado un riesgo muy costoso si esta transición no hubiera sido llevada de manera adecuada y exitosamente.
Finalmente, muchos escoceses concuerdan en que, a pesar de que no se lograra la independización, Escocia ganó una gran batalla. Esto porque, ante la presión que generaba el aumento de personas a favor del SI días previos al desenlace del referéndum, el primer ministro británico manifestó el compromiso del Reino Unido de devolver ciertas facultades a Escocia en materia de poderes fiscales, de bienestar social y mercado laboral.