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Escrito por Antonio Peña Jumpa[1]

Las universidades son las instituciones que integran a docentes, estudiantes y personal administrativo para el desarrollo científico, tecnológico, cultural y artístico del país. Ellas son los centros de educación superior que forman a jóvenes con vocación profesional y que se conectan con la sociedad para promover su desarrollo local y nacional.  Sin embargo, en la estructura o funcionamiento de las universidades también se tienen problemas. Uno de estos problemas en la universidad peruana es el pago de sus docentes y en particular de aquellos contratados por horas o a tiempo parcial por asignaturas (TPA).

20 soles es el valor de la hora efectiva de trabajo con que se remunera a los y las docentes de universidades públicas contratados/as por hora o a TPA. Este monto remunerativo que lleva años sin ser reformado es una burla en cualquier docente. No se valora el significado de ser docente universitario en el sentido de su larga formación académica y de investigación a través de maestrías o doctorado, ni el tiempo previo de preparación de clases o el tiempo posterior que ocupa la evaluación de los estudiantes. Tampoco se razona que, materialmente, 20 soles la hora o 40 soles en caso sea un curso de 2 horas no alcanza para cubrir los costos de transporte al centro laboral en ciudades como Lima.

“20 soles la hora-cátedra” significa una desvalorización del docente y el estudiante universitario. En el caso de este último, la desvalorización se produce directamente para aquellos jóvenes que provienen de las comunidades campesinas, comunidades nativas y los barrios populares de nuestro país, esperanzados en formarse para favorecer a su comunidad. Con este valor de hora-cátedra el estudiante pierde su mejor derecho de reclamo o exigencia al docente para, por ejemplo, exigir una dedicación personal, oportuna y de calidad.

“20 soles la hora-cátedra” también significa el aprovechamiento de las nuevas universidades privadas que usan ese precio para reproducir la miseria de pago a los docentes. 30 o 40 soles la hora-cátedra es el pago que ofrecen los gerentes de las nuevas universidades aparentando una mejor remuneración docente. Con este nivel de pago las y los docentes siempre están en estado de necesidad y pueden ser contratados por 10 o 13 horas efectivas por día, sin respetar las horas de preparación de clases o de evaluación de sus estudiantes.

“20 soles la hora-cátedra” es un pago desproporcional e irracional. Es absurdamente desproporcional cuando comparamos el valor de la hora de trabajo de un juez supremo o un alto funcionario público y el de un docente universitario. La remuneración de un juez o alto funcionario puede alcanzar la suma mensual de 40,000 soles, la que fraccionada en una hora llega a 250 soles (40 horas de trabajo semanales o 160 horas mensuales), siendo 12.5 veces superior a la hora remunerada al docente. Es asimismo irracional porque el pago de 20 soles hora, que puede alcanzar a 60 soles por 3 horas diarias en un curso, no alcanza para la subsistencia diaria del docente y su familia. Menos aún dicho monto alcanza para que la o el docente siga capacitándose e investigando para mejorar la formación de sus estudiantes universitarios.

¿Qué hacer?

Las autoridades del Estado deben aumentar en lo inmediato ese valor precio por hora-cátedra en las universidades públicas. Los efectos positivos del crecimiento económico deben emplearse para beneficiar a la universidad y, en particular, a los docentes contratados TPA. Estos últimos son mayoría en las universidades públicas y privadas y por ello merecen una atención especial.

Al aumentar el valor de la hora cátedra en las universidades públicas, se sincerará el valor de la hora cátedra de las universidades privadas. Los gerentes o promotores propietarios de las universidades privadas deberán, con prioridad, orientar los cobros de pensiones de sus estudiantes a mejorar el precio de la hora-cátedra de sus docentes.

Pero, es necesario que proporcionalmente se reconozca el valor real de tres horas en la hora-cátedra efectiva, como indicáramos: a la hora de clase debe sumarse la hora previa de preparación y una hora posterior dedicada a la evaluación personal del curso y de las prácticas, talleres o exámenes del estudiante. Este es un camino de Justicia pensando en nuestra juventud y su formación para el presente y futuro de nuestro país.

 

Lima, 25 de agosto, 9 y 16 de setiembre de 2019

 

[1] Profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Abogado, magister en CCSS y PhD in Laws.

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